Hay una historia Zen que habla de un
monje que iba con un compañero caminando por el bosque, llegaron a
la orilla de un río y había una muchacha que les pidió ayuda para
cruzarlo, teóricamente no podían tener contacto con mujeres y mucho
menos tocarlas, así que su compañero se negó pero nuestro amigo el
monje subió a la chica a caballito y cruzo el río, esta le dio las
gracias y los monjes siguieron su camino. Durante todo el trayecto el
compañero del monje no paraba de recriminarle que hubiera tocada a
la chica, eso estaba prohibido y bla, bla, bla, el monje lo miro y le
dijo, la diferencia entre tu y yo es que tu has traído a la muchacha
hasta aquí, yo la deje en el río.
Por si no habéis pillado la moraleja, es sencilla, dejad los momentos atrás, aprended de ellos, quedaos
con lo bueno y a vivir en el presente sin preocupaos mucho por el
mañana, porque quizás os suene cruel pero es que a lo mejor ni
siquiera llega! es una grandisima y soberana estupidez vivir anclados
en el pasado porque solo nos llevara a perdernos el presente y todas
las maravillas que este increíble mundo nos ofrece... pensadlo
bien... si llegáis al trabajo y un compañero os la juega con el
jefe no os paséis el resto del día de mala humor, el habrá ganado,
resolved el problema, sonreíd, y a crear un gran día!
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